Muchos de nosotros expresamos gratitud sin sentirla. Cuantas veces hemos agradecido a otra persona por algo, sin detenerse a pensar que hay detrás de esta palabra - gracias. Damos las gracias, como una respuesta automática, porque cuando éramos pequeños nos han enseñado que hay que agradecer y lo hemos aprendido muy bien.
Pero de lo que hemos olvidado es que la expresión real del agradecimiento no está en las palabras, sino en el interior. Pocos de nosotros podemos afirmar que tenemos un sentimiento profundo de gratitud por todo aquello que tenemos, lo que poseemos y de cada momento que vivimos.
Agradecer conlleva aceptar y sentirnos contentos con lo que nos sucede. Cualquier experiencia la podemos considerar de dos maneras: con ojos de la carencia o de la abundancia. La actitud de estar agradecido apunta ver el lado positivo de lo que nos rodea, sean situaciones, personas…
Cuando sabemos agradecer con corazón por lo que tenemos, quienes nos rodean y las situaciones que vivimos, sean positivas o negativas experimentamos bienestar y tranquilidad. Porque la gratitud - es energía de pensamiento y sentimiento de alta vibración positiva. Gratitud es una vibración electromagnética constante a la que podemos acceder simplemente desprendiéndonos de nuestras dramas mentales y emocionales. La gratitud incondicional no pretende controlar la situación; lo que hace es liberarnos del estrés y el sufrimiento, reemplaza nuestra frustración por la paz, la alegría y la felicidad que son nuestros sentimientos de naturaleza. Es imposible sentir preocupación, rabia, depresión o cualquier otra emoción negativa en presencia de la autentica gratitud.
“ No puede haber en el mismo lugar y al mismo tiempo un hermoso día de sol y un oscuro día de tormenta”.
Cuando expresamos la gratitud nos sentimos a gusto con nosotros mismos y tenemos el poder de crear el futuro que deseamos.
La gratitud tiene que ver con sentirnos llenos, completos, capaces, con el hecho de sentir que tenemos todo lo que necesitamos y que nos lo merecemos. La gratitud nos ayuda de ver más allá de nuestras dudas y miedos.
Cultivar el sentimiento profundo de gratitud es muy importante para nuestro desarrollo personal.
Te doy unos puntos clave las que yo mismo uso a diario:
1. Encuentra sentimiento de gratitud dentro de ti.
Una manera de hacerlo es reflexionar sobre alguna circunstancia de nuestra vida por la que nos sentimos sinceramente agradecidos. Es suficiente una cosa pequeña que nos ha sucedido, puede ser una simple sonrisa que nos alegró el corazón. Tenemos que aprender a agradecer los pequeños detalles de cada día. Cuando uno mira su interior y su vida es fácil ver antes lo malo que lo bueno. Pero recordemos que pensar negativamente disminuye nuestra confianza en nosotros mismos y empeora las situaciones difíciles. Un corazón cerrado, cierra la conexión de nuestra alma con la fuente de toda felicidad, alegría y dicha.
La buena salud, la capacidad de ayudar a los demás y el apoyo de los buenos amigos son motivos importantes para estar agradecidos.
Todos podemos dar gracias, lo único que necesitamos es estar dispuestos.
2. Agradecer el pasado.
Saber agradecer nuestras experiencias las que precisamente no consideramos como “positivas” de nuestro pasado, es un paso importante para nuestro crecimiento personal. Aceptar y agradecer el pasado, nos libera de su carga y empuja a avanzar. Casi siempre después de pasar por los momentos difíciles al mirar atrás podemos ver que había algo importante y necesario en esa experiencia. Es posible que no lleguemos a verlo hasta que hayan pasado meces o incluso años, pero finalmente nos damos cuenta de que aprendimos una importante lección, nuestra sabiduría se hizo más profunda, hubo un despertar, o tal vez se nos abrió una nueva puerta a consecuencia de los acontecimientos que nos parecieron tan negativos en el momento.
3. Convertir gratitud en un habito.
Dedicar una parte de nuestro tiempo a dar las gracias al Universo es el camino más corto para convertir gratitud en un habito. Pero lo que sucede es que vivimos con tantas prisas y tenemos tantas tareas por hacer que con frecuencia olvidamos dar gracias o no estamos de humor para hacerlo. Por eso hay que buscar formas o cosas que nos pueden ayudar en ese proceso:
A. Un diario de agradecimiento.
Cuando empecé mi propio camino de crecimiento personal, descubrí que solía dar las gracias de forma automática, pero nunca sentía gratitud de verdad. Y por mucho que prometía a mi mismo empezar cada nuevo día agradeciendo por todo aquello que tengo, lo primero que hacía al levantarme es planear y organizar mi día, olvidando por completo de agradecer. Sabía que la única solución para mi era llevar un cuaderno de agradecimiento, que de alguna manera me “obligaba” sentarme, centrarme y dedicar un tiempo para agradecer cada pequeño detalle de cada día. Y te puedo asegurar que a pocos días de hacerlo, dentro de mi empezó a crecer un sentimiento de paz y alegría tan grande, que pensaba que lo podía compartir con todo el mundo y aun así quedaría de sobra. Esa alegría parecía nacer de la nada, porque muchas veces no sucedía algo importante como para tener ganas de saltar de alegría.
El simple hecho de ser conciente de lo que tengo y lo que recibo y de expresar mi gratitud de un modo activo, me produce el deseado estado de alegría. Aun hoy sigo llevando ese cuaderno de agradecimiento y lo pienso seguir haciendo. Y es que cuando agradecemos por lo que tenemos creamos una fuerza magnética que atrae todas esas cosas buenas hacía nosotros, porque “ la mente agradecida está constantemente fijada en lo mejor, por lo tanto recibe lo mejor”.
B. Encuentra un objeto o cualquier cosa que te haga recordar a agradecer.
Si has leído el libro “Secreto” o has visto el documental, recordarás de aquella “piedra de la gratitud”.
Busca la tuya, pero tiene que ser especial para ti, no vale objeto cualquiera que al mirarlo no sientas nada.
Yo tengo mi “piedra de la gratitud”. Un día mi mujer trajo a casa muchas piedras coloreadas, llevaban dibujos de flores, pájaros, eran preciosas y de todos los tamaños y formas. Cuando le pregunté de donde ha traído tantas piedras, me contestó que las compró en la guardería de nuestro hijo. Resulta que los niños hacían dibujos en esas piedras y luego las vendían para comprar nuevos libros . “ Eran tan baratas que las compre todas”- me dijo.
Elegí una para mi y la deje en mi escritorio. Y cada vez que entro a mi despacho y veo esta piedra coloreada, puedo sentir la gratitud por todo aquello que tengo en mi vida.
4. Agradecer por nuestro futuro.
La gratitud cambia nuestra forma de ver la vida y de considerarnos a nosotros mismos. Situaciones difíciles que en otro tiempo nos resultaban insoportables y parecían inalterables se transforman. Cuanto más gratitud fijemos en nuestras mentes cuando recibimos cosas buenas, más cosas buenas recibiremos y más rápidamente seguirán llegando. Expresando gratitud por algo antes de que lo hayas recibido, te estas abriendo para recibirlo.
Ve tu vida completa, llena, plena, mantén esa visión y agradécela. No busques nada fuera de ti. Tu eres el Universo, contenido en su propia perfección.
“ Cuando bebas agua, recuerda la fuente” proverbio chino.