Sabemos a la perfección decir “no” a la vida, a los cambios y a lo nuevo por simple hecho de no comprometernos con nosotros mismos y por la costumbre de estar en el lugar “más cómodo” y menos arriesgado, pero
cuántas veces decimos “sí” y nos comprometemos a hacer algo que realmente no queremos, solo para obtener la aprobación del otro, para caer bien, porque debemos ser comprensivos y amables.
Decimos “sí” por miedo de ofender, por miedo a parecer incapaces, por vergüenza, para evitar un enfrentamiento o, incluso, por culpabilidad de no estar ahí para alguien. Entonces nuestro “sí” se convierte en un sí con sumisión.
Ser valiente decir “no” implica que nos atrevemos a perder la posible aprobación que recibiríamos si dijéramos “sí”.
Si al decir “sí” la decisión se basa en algún miedo, tendremos que justificarla, defenderla ante nosotros y ante los demás, pero siempre nos sentiremos inseguros porque nuestro corazón no está ahí.
Se trata de aprender a decir “no” con asertividad, con respeto hacia uno mismo y hacia el otro. Así no necesitaremos justificar ni defender nuestras decisiones.
Decir “no” con asertividad implica que lo hemos reflexionado, que tenemos buenas razones para decir “no” y que esa decisión no va en contra de nadie ni de nada. Es decir, nuestro “no” surge de una energía positiva y no del rechazo o del rencor. Y siempre podemos ofrecer alternativas, soluciones o ideas creativas sin implicarnos nosotros y comprometernos con algo lo que realmente no queremos. Es no dejarse llevar por la inercia, escuchar nuestro corazón y atreverse a decir “no”.
Para decidir, es importante no perder de la vista nuestro sueño, lo que realmente queremos ser; ser conscientes lo que es esencial para nosotros. Desde nuestro espacio de claridad interior, debemos ver cuáles de estas situaciones siguen la dirección de nuestro propósito y cuales nos alejan, cuáles son como espejismos que parecen ofrecer algo apetecible, pero que nos alejarán de lo esencial. Son aquellas oportunidades que parecen más fáciles y que, por pereza, sería más cómodo decir que sí.
La timidez y el déficit de autoestima son problemas añadidos a la hora de decir que no. Pero hay que recordar que tenemos capacidad creativa extraordinaria, debemos confiar en nosotros y cultivar nuestros recursos internos para alcanzar nuestros propósitos. Esto fortalecerá nuestra autoestima y la confianza en uno mismo.
La autoestima es la base para dejar de decir “sí” en las situaciones que sabemos que deberíamos decir “no”.
Solo podemos decir “sí” si lo que nos proponen va acorde con nuestra consciencia y nuestro corazón.
Simplemente tenemos que dejar de vivir en piloto automático y empezar a vivir nuestros sueños incorporando nuestro ideal a cada situación.
"Asertividad es saber decir si cuando hay que decir si, y decir no cuando hay que decir no, una manera de saber elegir y sentirnos libres en todo momento."
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