Con cada una de las acciones que llevamos a cabo en cada instante de nuestra vida vamos colocando piezas en el fundamento de nuestro mundo interior bien en el sentido del equilibrio o en el del caos.
No hay que esperar cuando viene alguien para solucionar nuestra vida. Nosotros somos los únicos responsables; pero qué hacer cuando surgen conflictos, cómo gestionarlos para poder mejorar nuestro clima emocional…
Los 7 principios para la gestión de conflictos nos ayudan mantener nuestro equilibrio emocional.
1. Autonomía.
“Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán”.
Una forma de ayudarse a uno mismo es descargarse del peso de las ofensas, librándose de los rencores y aprendiendo mejores estrategias para prevenirlas y solucionarlas.
Quien se ayuda a si mismo recibe ayuda.
Proponerse de no ejercer el papel de quejica ni de víctima. Vale la pena abrirse a la vida y darse todas las oportunidades que uno se merece.
2. Prevención de dependencias.
“No hagas por los demás aquello que ellos puedan hacer por sí mismos”.
Porque podemos ofenderles si lo hacemos. Sería como considerar que las otras personas son incapaces o menos competentes, y eso supone un asalto a su espacio de crecimiento, de libertad, de decisión, de aprendizaje… De ese modo se establece una relación de poder y dependencia que genera ofensa y resentimiento. Además, implica una falta de respeto.
3. Correspondencia o efecto bumerán.
“Todo lo que les haces a los demás también te lo haces a ti mismo”.
Es decir, que si ofendemos, nos ofendemos; y si perdonamos, nos perdonamos. Lo que emitimos, recibimos. Así pues, si no nos gusta lo que recogemos es preciso revisar lo que sembramos.
4. Reconocer la individualidad y la diferencia.
“ No hagas a los demás lo mismo que quieres para ti: ellos pueden tener gustos distintos”.
Es importante no ir por el mundo con una actitud de pensamiento único. La flexibilidad mental y el reconocimiento del derecho del otro a pensar y a sentir por sí mismo, dentro de un marco de valores que fomenten la convivencia, son estrategias esenciales para vivir libres de la carga de la ofensa.
5. Moralidad natural.
“No hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti”.
¿ No quieres recibir agresiones, críticas, insultos, humillaciones u ofensas ? Pues el primer paso es no hacerlos uno mismo. ¿ No quieres que te ignoren o que te aíslen, ni ser objeto de burlas por tu modo de obrar o de ser? Pues no hagas eso a los demás.
6. Autoaplicación previa.
“No puedes hacer ni dar a los demás aquello que no te das a ti mismo” .
Aunque hay quien piense que es posible. A veces intentamos cuidar al prójimo sin cuidar de nosotros mismos; dar paz, sin tener sosiego interior; recomendamos a los niños que se perdonen, pero vivimos peleados. Tenemos un problema - división interna que genera sufrimiento. Conviene empezar por uno mismo. Solo a partir de ahí es posible educar e influir positivamente en los demás.
7. Limpieza relacional.
“Tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones ficticias, insanas y que frenan nuestro crecimiento personal”.
Somos responsables sobre nuestras relaciones. Y si estas son agresivas e irrespetuosas, dañan nuestra autoestima o ahogan nuestra posibilidad de ser, es preferible desprenderse de ellas. Porque si convivimos con alguien que ha elegido vivir ofendido o que ejerce de ofensor acabaremos contaminándonos emocionalmente.
“Si cada día nos arreglamos el cabello, ¿ por qué no hacemos lo mismo con el corazón ?” Gandhi.
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