miércoles, 28 de octubre de 2009

Creencias limitadoras.

Nuestras creencias son las ideas que tenemos acerca de cómo somos, cómo son los demás, cómo son las cosas, cómo hay que vivir nuestra vida, cómo son las relaciones y el mundo en general. Las creencias condicionan nuestro comportamiento, nuestra comunicación interna y percepción de la realidad.
Construimos nuestras creencias a través de las experiencias personales vividas, escuchadas y hasta inventadas.

Si queremos saber por qué hacemos las cosas de una manera determinada podemos buscar la explicación en nuestras creencias. Cuando realmente creemos en algo, nos comportamos en consecuencia con respecto a esa creencia rechazando cualquier idea contraria.

Solemos ajustar la realidad a nuestras creencias aun que muchas de ellas muestran una clara falta de lógica.
Cuando llegamos a conocer nuestro sistema de creencias podemos percibir con mayor claridad qué cosas nos afectan de modo determinante. Un paso importante es convertirnos en observadores de nosotros mismos, eso nos ayudara a ser más flexibles para adaptarnos a las circunstancias que se nos presenten.

Las creencias limitadoras que más nos afectan están en el inconsciente. Por eso resulta más difícil identificarlas. Estamos repletos de esas creencias: “nunca conseguiré dejar de fumar”, “soy un desastre para…”, “jamás adelgazaré”, “nadie me entiende”, “la vida es dura”, “todo tiene su precio”…

Nuestro cerebro acepta mejor lo conocido. La consecuencia negativa es que rechazaremos todo cuanto no conocemos y, como contrapartida, muchas riquezas potenciales. El progreso siempre requiere cambio y el cambio supone algo desconocido. Y por lo mismo asusta.
Si tenemos la sensación que no podemos conseguir lo que queremos, el objetivo nunca será alcanzable para nosotros. Y si nos preguntamos..¿ Qué me impide alcanzar mi objetivo ?

El primer paso para liberarnos de las creencias limitadoras es reconocer que esas no son inmutables. Siempre podemos modificarlas. Cualquier progreso importante se da por una ruptura con lo conocido, con lo creído.

Debemos creer en tres cosas:
- No existen fracasos, solo hay resultados.
- Un error es una oportunidad, porque es información.
- Si creo que puedo, podré.

“Es preciso aceptar que, cada uno de nosotros, somos algo importante, valioso. No más que nadie, pero tampoco menos que nadie. Y que por ello merecemos respeto, empezando por el que debemos tener con nosotros mismos.”

Una historia para pensar:

“ Un famoso psicoterapeuta, Abraham Maslow, tenía un paciente que estaba convencido de ser un cadáver. Naturalmente, todos los razonamientos - cerebro cognitivo - se desvanecían ante su firme convencimiento - cerebro emocional-. De repente, Maslow tuvo una idea que juzgó definitiva:

- ¿ Los cadáveres sangran? - preguntó a su empecinado paciente.
- ¿ Qué tontería! Todo el mundo sabe que un cadáver no puede sangrar - respondió éste convencido.
Nuestro psicólogo, que se había provisto a escondidas de un alfiler, pinchó repentinamente la yema del pulgar de su paciente.
- ¿ Lo ve ? - gritó, rebosante de lógica, al ver brotar la sangre del dedo del “cadáver”.
- Pues ahora resulta que sí que sangran - admitió sorprendido el paciente.”
Una creencia siempre se las arregla para llevar razón.

“El hombre es lo que cree” Antón Chéjov.

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Regla número uno - concederse permiso.
¿Vivimos o existimos?

domingo, 11 de octubre de 2009

Crea tu Buena Suerte.

Muchas personas piensan que la Suerte sonríe a quien el destino caprichosamente escoge, pero en realidad todos podemos tener Suerte si nos lo proponemos.

El cuento “La Buena Suerte” ( al final del post hay un enlace para que puedas descargarlo ) ha ayudado a muchas personas construir su “Buena Suerte”, a la gente del mundo de los Negocios, a emprendedores y profesionales de todos los campos. Las personas que aprenden y asumen la diferencia entre la Suerte a secas y la Buena Suerte han obtenido excelentes resultados en sus negocios, en las empresas en las que trabajan. A otros incluso les ha servido para cultivar un amor. Ha servido también a deportistas, a artistas, a científicos e investigadores.

A muchos este cuento acompaña en los momentos de miedo, de duda, de incertidumbre, de confusión y también en los momentos de alegría, felicidad, gratitud.

Reglas de la Buena Suerte.

1. La Suerte no dura demasiado tiempo, porque no depende de ti.
La Buena Suerte la crea uno mismo, por eso dura siempre.
- La Buena Suerte es ilimitada.

2. Muchos son los que quieren tener Buena Suerte, pero pocos los que deciden ir a por ella.
- No lo dejes nada por imposible.
- Una obsesión muchas veces no deja ver más allá.
- Decide ser la causa de tu Buena Suerte.

3. Si ahora no tienes Buena Suerte tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Para que la Buena Suerte llegue, es conveniente crear nuevas circunstancias.
- Las cosas nuevas solo se obtienen cuando se hacen cosas nuevas, si nada cambia seguirá pasando lo mismo.
- Hacer cosas diferentes es el primer paso para lograr algo diferente.

4. Preparar circunstancias para la Buena Suerte no significa buscar sólo el propio beneficio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae a la Buena Suerte.
- La vida te devuelve lo que das. Los problemas de los demás son a menudo la mitad de tus soluciones. Si compartes, siempre ganas más.
- Con una sola acción, ambas partes pueden salir ganando.

5. Si “dejas para mañana” la preparación de las circunstancias, la Buena Suerte quizá nunca llegue. Crear circunstancias requiere dar un primer paso,..¡Dalo hoy!
- Actúa y no postergues.

6. Aun bajo las circunstancias aparentemente necesarias, a veces la Buena Suerte no llega. Busca en los pequeños detalles, circunstancias aparentemente innecesarias .., pero ¡Imprescindibles!
- A menudo, los elementos clave solamente se descubren en los pequeños detalles.

7. A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que dedican crear circunstancias, el azar no les preocupa.
- La Buena Suerte no es algo que pase a pocos que no hacen nada. La Buena Suerte es aquello que puede pasar a todos, si hacemos algo. Y ese algo consiste tan sólo en crear las condiciones para que las oportunidades, que están ahí para todos por igual, no se nos mueran.

8. Nadie puede vender suerte. La Buena Suerte no se vende. Desconfía de los vendedores de suerte.
- Cuando una persona ya no tiene fe en que puede crear Buena Suerte, lo que hace es comprársela al primero que se la ofrece. De hecho, el que espera encontrar Suerte cree que es algo fácil y que no requiere trabajo.

9. Cuando ya hayas creado todas las circunstancias, ten paciencia, no abandones. Para que la Buena Suerte llegue, confía.
- Mantén la fe en lo que uno piensa que es lo correcto. No cambies la empresa propia por la empresa del otro. La Buena Suerte llega cuando uno se mantiene fiel a su empresa, a su cometido, a su misión y a su propio propósito.
- No abandones a ti mismo. Cree en ti. No esperes que los demás te regalen su Suerte.
- Decide creer para ver.

10. Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias a la oportunidad. Pero la oportunidad no es cuestión de Suerte o azar: ¡Siempre está ahí! … por tanto:

Crear Buena Suerte únicamente consiste en ¡crear circunstancias!
Si uno crea las circunstancias, puede generar tanta Buena Suerte como quiera.

El cuento de la Buena Suerte nunca llega a tus manos por casualidad…
Cuento "La Buena Suerte"

“¿Circunstancias? ¿Qué son las circunstancias? ¡Yo soy las circunstancias!” Napoleón Bonaparte.
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La confianza en uno mismo.
Salir del círculo vicioso.
Cinco pasos hacia tu deseo.

lunes, 5 de octubre de 2009

Ecología emocional. Los 7 principios para la gestión de conflictos. Parte II.

Con cada una de las acciones que llevamos a cabo en cada instante de nuestra vida vamos colocando piezas en el fundamento de nuestro mundo interior bien en el sentido del equilibrio o en el del caos.

No hay que esperar cuando viene alguien para solucionar nuestra vida. Nosotros somos los únicos responsables; pero qué hacer cuando surgen conflictos, cómo gestionarlos para poder mejorar nuestro clima emocional…

Los 7 principios para la gestión de conflictos nos ayudan mantener nuestro equilibrio emocional.

1. Autonomía.
“Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán”.
Una forma de ayudarse a uno mismo es descargarse del peso de las ofensas, librándose de los rencores y aprendiendo mejores estrategias para prevenirlas y solucionarlas.
Quien se ayuda a si mismo recibe ayuda.
Proponerse de no ejercer el papel de quejica ni de víctima. Vale la pena abrirse a la vida y darse todas las oportunidades que uno se merece.

2. Prevención de dependencias.
“No hagas por los demás aquello que ellos puedan hacer por sí mismos”.
Porque podemos ofenderles si lo hacemos. Sería como considerar que las otras personas son incapaces o menos competentes, y eso supone un asalto a su espacio de crecimiento, de libertad, de decisión, de aprendizaje… De ese modo se establece una relación de poder y dependencia que genera ofensa y resentimiento. Además, implica una falta de respeto.

3. Correspondencia o efecto bumerán.
“Todo lo que les haces a los demás también te lo haces a ti mismo”.
Es decir, que si ofendemos, nos ofendemos; y si perdonamos, nos perdonamos. Lo que emitimos, recibimos. Así pues, si no nos gusta lo que recogemos es preciso revisar lo que sembramos.

4. Reconocer la individualidad y la diferencia.
“ No hagas a los demás lo mismo que quieres para ti: ellos pueden tener gustos distintos”.
Es importante no ir por el mundo con una actitud de pensamiento único. La flexibilidad mental y el reconocimiento del derecho del otro a pensar y a sentir por sí mismo, dentro de un marco de valores que fomenten la convivencia, son estrategias esenciales para vivir libres de la carga de la ofensa.

5. Moralidad natural.
“No hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti”.
¿ No quieres recibir agresiones, críticas, insultos, humillaciones u ofensas ? Pues el primer paso es no hacerlos uno mismo. ¿ No quieres que te ignoren o que te aíslen, ni ser objeto de burlas por tu modo de obrar o de ser? Pues no hagas eso a los demás.

6. Autoaplicación previa.
“No puedes hacer ni dar a los demás aquello que no te das a ti mismo” .
Aunque hay quien piense que es posible. A veces intentamos cuidar al prójimo sin cuidar de nosotros mismos; dar paz, sin tener sosiego interior; recomendamos a los niños que se perdonen, pero vivimos peleados. Tenemos un problema - división interna que genera sufrimiento. Conviene empezar por uno mismo. Solo a partir de ahí es posible educar e influir positivamente en los demás.

7. Limpieza relacional.
“Tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones ficticias, insanas y que frenan nuestro crecimiento personal”.
Somos responsables sobre nuestras relaciones. Y si estas son agresivas e irrespetuosas, dañan nuestra autoestima o ahogan nuestra posibilidad de ser, es preferible desprenderse de ellas. Porque si convivimos con alguien que ha elegido vivir ofendido o que ejerce de ofensor acabaremos contaminándonos emocionalmente.

“Si cada día nos arreglamos el cabello, ¿ por qué no hacemos lo mismo con el corazón ?” Gandhi.
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